Abrahám inteligente y buen chaval,
que asumió con agrado la educación,
porque en ella se escondía tanto Amor,
que pocas veces le hacía vacilar,
si quien lo educaba estaba en lo cierto o no.
Joven bueno guapo y de buen porte,
su piel clara su pelo negro y sus ojos verdes,
hacía de Abrahám un ser tan especial,
que aún siendo un chaval,a besos se lo comía su madre.
Y la Magia tuvo a bien,
concederle un eslabon,
que de pequeño perdió,
metiéndolo en su sangre,
solo para hacerle recordar cada escena,
vivida en esa casa,
donde las risas de sus ancestros,
aún las puede escuchar.
FANTASIA
Me has provocado una sonrisa con tu cuento: mi hijo se llama Abraham y, efectivamente, es muy buen chaval, inteligente y con sus veintisiete años aún me deja comerle a besos.
ResponderEliminarSe lo dedico en tu nombre (y con tu permiso, claro).
Feliz fin de semana!.
Un cálido beso.
Hola Belén, con sumo gusto se lo regalo porque en verdad fueron palabras que salieron del Alma,y me preguntaba para quien será éstas letras porque son pocas las veces que escribo sin saber porque o para quien escribo.
EliminarPero cuando gustes con todo mi Amor le escribo uno a tu hijo.
Un cariñoso beso y que tengas un bonito fin de semana!!!